Díganme ignorante
si no hay semilla
mas placentera en su vientre
ni más digna de devoción
que el café de las 15:00 h.
Todo comienza
con ese ritmo de muñeca estilizado
pactado con el ansia
a esperas de los varios lametazos
a la cuchara vestida de espuma, ¡quema!
Le acompaña ese olor
de dedos inciertos,
mientras su humedad
hace un guiño
a nuestro olfato.
Llámenme pequeño ramero
si lo pido largo
y de un trago,
dejo que penetre caliente
lubricando los poros de mis ojos
y con la lengua aún cachonda
muerdo mis labios
manchados por la lujuria húmeda
de la taza ahora desnuda.
Llámense mentirosos
si no adoran esta rutína bendita.
1 comentarios:
No me llamo mentirosa porque esa rutina la bendigo y mas de una vez al día.
Yo me lo pido corto y me lo bebo en cuatro sorbos, no se como me llamarás, yo te llamo poeta.
Besos
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